Entre los nutrientes esenciales de una dieta saludable se encuentra el ácido ascórbico, más conocido como vitamina C. Aunque se ha hecho popular para ayudar a proteger el organismo en época de resfriados, las propiedades y funciones de este antioxidante van mucho más allá.
¿Para qué sirve la vitamina C y cuáles son sus propiedades?
El ácido ascórbico es una vitamina hidrosoluble: se puede disolver en agua y las cantidades sobrantes en el organismo se van expulsando a través de la orina. El cuerpo humano siempre se garantiza unas pequeñas reservas de esta vitamina. Además, es la responsable de algunos de los procesos esenciales para el desarrollo.
Aunque existe una creencia muy extendida de que la vitamina C ayuda a prevenir el resfriado común, esta afirmación no resulta del todo cierta.
Según el reglamento UE Nº 432/2012 de la Comisión Europea la ingesta de vitamina C puede resultar beneficiosa a varios niveles:
- Contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario durante el ejercicio físico intenso y después de este.
- Mejora la absorción del hierro.
- Contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de los vasos sanguíneos, los huesos, cartílagos, piel, encías y dientes.
- Ayudar a regenerar la forma reducida de la vitamina E.
- Ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga.
- Favorece el funcionamiento normal del sistema nervioso.
- Contribuye a la función psicológica normal.
- Ayuda a la protección de las células frente al daño oxidativo.
¿Qué sucede cuando hay un déficit de vitamina C en el organismo?
Aunque las reservas de vitamina C que el organismo tiene a su disposición dependen mucho de la dieta y del metabolismo de cada persona. Ciertos grupos de población como los fumadores, los bebés alimentados con leche de vaca, o las personas con una dieta poco variada son más propensos a tener dificultades para obtener ácido ascórbico.
¿Cómo aportar vitamina C a la dieta?
La clave de unos óptimos niveles de vitamina C en el organismo está en una alimentación variada, equilibrada y sana. El cuerpo humano no puede producir por sí solo esta vitamina ni tampoco es capaz de almacenarla en grandes cantidades porque la expulsa rápidamente por la orina.
Por este motivo, mantener unos hábitos alimenticios saludables resulta fundamental. Alimentos como las coles, las lechugas, los tomates, las fresas, las naranjas y los kiwis son fácilmente integrables en el menú diario y representan un importante aporte de vitamina C en la dieta.
Sin embargo, los nutrientes que se obtienen a través de la alimentación no siempre son suficientes. Para garantizar unos niveles óptimos de ácido ascórbico se puede recurrir a complementos alimenticios con vitamina C. Lo habitual es que se administren en formato de comprimidos efervescentes con un aporte de 1.000 mg de vitamina C al día, el equilibrio que necesitan tus defensas para mantenerse alerta.