Prepararse para el regreso a la rutina tras el verano no siempre es fácil. En muchas ocasiones las altas temperaturas, los desplazamientos y los cambios de hábitos propios de las vacaciones suponen un desgaste tanto físico como psicológico que puede pasar factura cuando llega septiembre. Quien más, quien menos, modifica sus hábitos en verano y se siente más cansado y abatido a medida que se aproxima septiembre. Por no hablar del llamado síndrome post-vacacional, un conjunto de síntomas, generalmente de carácter leve y transitorio, que se producen coincidiendo con el regreso a las rutinas tras el período vacacional. Para que el regreso a la normalidad sea más sencillo y no nos pille desprevenidos, es importante introducir una serie de hábitos que nos ayudarán a que la rentrée sea más llevadera.
Recupera poco a poco tus horarios de sueño
Si no acostumbramos al cuerpo a los antiguos horarios, lo más probable es que llegue el día de reincorporarnos al trabajo u otras obligaciones que impliquen madrugar y apenas hayamos podido pegar ojo en toda la noche. Así pues, lo más recomendable es irnos acostando cada día un poco antes durante la última semana antes de regresar a la rutina, ya que una correcta higiene del sueño es mucho más importante de lo que muchos creen.
Según un estudio de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, uno de los más importantes realizados hasta la fecha publicado en el Journal of Experimental Psychology, la falta de sueño aumenta los déficits cognitivos y de atención.
Cuida tu piel con vitamina A
Deshidratación, manchas, envejecimiento prematuro y un aspecto opaco y arrugado son algunos de los efectos sobre la piel por la exposición recurrente al sol. Un correcto aporte de vitaminas puede ayudar a renovar la piel y, por tanto, mejorar no solo su aspecto sino también nuestra sensación de bienestar. La vitamina A, por ejemplo, presente tanto en numerosos alimentos como en cremas y lociones, se ha demostrado altamente beneficiosa para la buena salud dermatológica, hasta el punto de que un estudio de la Universidad de Brown (Estados Unidos) señala que un aumento de su ingesta puede reducir las posibilidades de sufrir un tumor cutáneo.
Y con vitamina C y D
En el caso de la vitamina C, un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y del Instituto de Biología Molecular y Celular (Portugal) señala que esta vitamina puede emplearse para proteger las células de la piel contra daños en su ADN. La vitamina B, por su parte, también se ha demostrado muy efectiva para la buena salud dermatológica, pues una combinación de diversas vitaminas de este grupo podría ayudar al organismo a fabricar nuevas células saludables.
Más ejercicio físico (y mejor)
A menudo dejamos atrás las rutinas de ejercicio cuando llega el verano y todo cambia, pero es importante regresar a ellas lo antes posible. Hacer ejercicio no solo fortalece la masa muscular y mejora el estado de los huesos, sino que además nos hará estar de mejor humor en esta época del año.
Durante el ejercicio, el cuerpo libera sustancias químicas (endorfinas) que ayudan a aliviar el dolor e inducen una sensación de bienestar, pudiendo incidir favorablemente sobre el estado de ánimo y mejorando la autoestima. Por otro lado, el ejercicio estimula al cuerpo a liberar proteínas y otros productos químicos que mejoran la función cerebral.
Di sí a los carbohidratos integrales
Una buena de higiene de sueño y la práctica de ejercicio físico de forma regular son fundamentales para recuperar la energía que necesitamos para entrar con buen pie en el nuevo periodo post-vacacional. Hay muchos pequeños gestos que podemos empezar a introducir incluso antes de reincorporarnos a la rutina, como sustituir los carbohidratos refinados que tomamos habitualmente por cereales integrales, un simple gesto que presenta numerosos beneficios.
Así pues, según un estudio de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, consumir de forma regular avena, arroz integral, maíz o quinoa protege de numerosas enfermedades, sobre todo las cardiovasculares. Además, al ser hidratos de carbono de absorción lenta no solo nos saciarán durante más tiempo, sino que evitaremos los picos de glucosa en sangre que provocan los cereales refinados y, por tanto, las subidas y bajadas súbitas de azúcar que pueden hacernos sentir más cansados y malhumorados.
Minerales a tutiplén: el magnesio
Además del correcto aporte de vitaminas, es importante garantizar que el organismo disponga de los minerales necesarios para su correcto funcionamiento. Magnesio, hierro, calcio y potasio son algunos de los más importantes, que nos ayudarán a afrontar el curso que empieza con la energía a tope.
Un consumo adecuado de magnesio ayuda a prevenir de enfermedades en el sistema nervioso central, migrañas, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2 entre otras.
La importancia del potasio
Es otro de los minerales fundamentales para el organismo, presente en numerosos alimentos y clave para el correcto desarrollo de algunas funciones del cuerpo humano. La OMS recomienda incrementar la ingesta de potasio para ayudar a reducir la tensión arterial el riesgo de enfermedades cardiovasculares en adultos, algo que resulta necesario y durante todo el año, pero especialmente en épocas en que nos sentimos más cansados y fatigados, pero a su vez también estresados o ansiosos ante nuevos retos.