Aunque es cierto que el estrés de la vida moderna ha incrementado nuestra sensación de apatía y desgana, estos sentimientos no son nada nuevo. El equilibrio emocional y mental es un reto histórico en el desarrollo de las sociedades y los métodos para sentirse bien han ido evolucionando con ellas.
5 tips para sentirse bien: una cuestión de actitud
A lo largo de la historia han sido muchos los científicos y pensadores que se han planteado cuáles son los rasgos que definen la verdadera felicidad y cómo practicar actividades para sentirse bien. Para muchos, la resolución de esa duda sobre cómo sentirse bien pondría fin a uno de los grandes problemas existenciales: la felicidad.
Un estudio publicado por la American Psychological Association (APA) contradice la idea tan extendida de que la felicidad está en la búsqueda del placer y la ausencia del dolor. Según la APA, sentirse bien está más relacionado con experimentar las emociones deseadas, con independencia de si resultan más o menos agradables. En definitiva, tomar conciencia de lo que sentimos y de por qué lo sentimos así.
Estas conclusiones son un buen punto de partida para empezar a introducir cambios en nuestros hábitos. La mayoría de los psicólogos coincide en que esto está en las decisiones que tomamos a diario y nos hacen tener una determinada percepción de nosotros mismos y de nuestra conexión con el resto del mundo.
¿Cómo sentirse bien mentalmente? Aquí tienes algunas de las técnicas que recoge el psicólogo cognitivo Walter Riso en su obra Pensar bien, sentirse bien para que tus decisiones te pongan en el camino del equilibrio psicológico y emocional.
- Cultiva la aceptación: enfoca tus debilidades y equivocaciones desde una nueva perspectiva que no sea la del éxito o fracaso. Una reacción de rabia o de rechazo únicamente servirá para realimentar tu ansiedad. En ocasiones la adaptación resulta mucho más beneficiosa que el cambio.
- Conecta con la naturaleza: la luz del sol favorece a la absorción de vitamina D, que a su vez ayuda a que nos sintamos más enérgicos y positivos. Pasear por el campo no solo nos expone a estos baños de sol, sino que ofrece otros estímulos (olores, sonidos, sensaciones…) que el cerebro asocia a la felicidad. Si no vives en una ciudad con mucho sol, unas vitaminas pueden ser el complemento perfecto para la energía que te falta.
- Trabaja las relaciones sociales: el contacto con otras personas nos permite canalizar emociones y sentimientos. En esa conexión con el prójimo encontramos también nuestros sentimientos de autoestima.
- Fíjate metas alcanzables: los objetivos realizables a corto plazo te mantienen motivado durante todo el camino. Son los pequeños pasos los que te conducen a los grandes logros.
- Gestiona tus emociones: los pensamientos y emociones negativas tienen un efecto boomerang. La solución no está en lanzarlos lejos sino en aprender a convivir con ellos sin que se conviertan en una limitación.