Todos tenemos un talento que podemos desarrollar y que tiene el enorme potencial de tener un impacto positivo en nosotros, y en las personas que tenemos a nuestro alrededor. Si tienes un talento, tienes una ventaja, pero también una gran responsabilidad, porque el trabajo duro supera al talento, cuando el talento no trabaja duro. Tienes que trabajar en ti mismo, en tus herramientas y en tus virtudes con intensidad y pasión, que son esenciales para hacer que las cosas ocurran. Cuando tienes un talento, es más fácil escribir una historia extraordinaria, pero hay que trabajar duro y estar enfocado todos los días para lograr llegar a tus objetivos.
Sin duda, tienes que desarrollar tu talento con alegría, con el objetivo primero de entretenerte y divertirte. Jugando, desarrollas mejor tus capacidades y estás más cerca de tus sueños y de tus aspiraciones. Y jugando, aprendes muchas cosas. Aprendes valores. La importancia del esfuerzo, de la superación, de la perseverancia, de la igualdad, del respeto, de la solidaridad, y del compañerismo, entre otras muchas cosas. Aprendes a competir, a ganar, y también a perder. Y eso es lo que nos hace crecer. El éxito es jugar, aprender, crecer y competir con energía para, al final, estar contento contigo mismo porque sabes que has dado lo mejor de ti mismo.